La pareja perfecta

septiembre 28, 2009

«Esta canción habla de las cosas que ellas nos piden que cambiemos…
pero bueno su petición siempre es bien intencionada porque ellas están
empeñadas en que algún día nosotros encontremos la perfección que han alcanzado».

Alejandro Filio.-

Y cuantas veces creemos que no es así.
De seguro son más las veces que frases
como estas las consideramos ciertas, aunque
desgraciadamente para ellas y vergonzosamente
para nosotros, las dejamos siempre en secreto.

Dejar de pensar lo que más podríamos actuar.
Dejar de aterrizar y empezar a volar de cuando
en vez tal vez un poco más (que sonoro).

Cuántas ironías indirectas escuchamos y cuantas veces
acudimos a la sordura extrema para bajar los brazos
e ir lejos del orgullo.

Del orgullo!

Son discretas, son tiernas y vaya que son irónicas,
pues la mayor parte del tiempo tratan de que nosotros
mismos logremos superar nuestras metas de la manera
en que mejor podamos aprender, siendo ellas verdaderos
fantasmas de la perfección.

Nos observan sin poder darnos cuenta de que lo hacen
a cada minuto e inconcientemente, anotan cada detalle
de lo que somos, hacemos, no hacemos y dejamos de hacer.

Nos molestan incluso a diario para hacernos creer que
son simplemente amigas de la vida cuando lo que buscan
en realidad, es que nos demos cuenta de lo que tenemos
en frente y que aún no hemos visto.

O que aún no queremos ver porque tenemos miedo.

Sí, miedo. Miedo de pensar en que podamos equivocarnos
(porque vaya que lo hacemos y nos durará lo suficiente
hasta que podamos comprender a donde han llegado ellas).
Miedo de que podamos arriesgarnos y luego errar.
Simplemente miedo a ser errantes y creer que eso a ellas,
les disgusta.

Cuánta paciencia han de tener y cuanto amor han de guardar
en ellas que a la hora de regarlo, pareciese ser una
abundancia hermosa de pequeñas vibras que rondan nuestros
cuerpos y nos abrazan con una suavidad inmensa.

Cuánto aprenden ellas en tan poco tiempo y cuanto demoramos
nosotros en aprender lo que ellas incluso nacieron sabiendo.
Crear amor, hacer amor y entregar amor.

Nos piden canciones de amor. Nos piden abrazos que florezcan al amor.
Nos piden palabras que frenen alientos. Nos piden incluso, sólo
eso tan corto que quieren escuchar, nada más.
Nos piden cariños, ternura. Nos piden amor.

Si aún no entendemos, esperan entonces a que encontremos sus manos.
Toleran el tiempo interminable entre que podamos rosarlas para
luego acariciarlas. De sol a sol, no importa. Saben esperar.

Más aún si todavía no encontramos la manera, ellas nos lanzan un
pequeño empujoncito. Se acercan y «accidentalmente» toman
las nuestras y nuevamente nos dicen sin palabras que quieren
entregarse un poco más.

Son inalcanzables.

Sus ojos se llenan de luces brillantes y contagian los nuestros.
Sus voces se hacen plenas, suaves y armoniosas.
Son el arpegio perfecto.

No importa el resultado final, ellas entienden lo que pudimos
y lo que no. Ellas saben que aún no resultando hoy, mañana
el amor saldrá a caminar de nuevo y será libre otra vez.

Y lo saben porque lo son. Porque son libres.

Y así como ellas gozan de su libertad siendo la pareja perfecta
del amor, es que hoy sabemos que el amor es libre porque
la mujer existe.

Nada aún

septiembre 14, 2009

Y quizás las cosas son diferentes.

A lo mejor para algunos las cosas
son como para otros no son.

Así como el color es distinto en
la mirada de todas y cada una
de las personas que dan pie en
este planeta, hay otras cosas que
también son alteradas por nuestras
propias opiniones, y más profundo aún,
por nuestra forma de ser.

Como el amor.

No va mucho tiempo desde que
pienso en que cosas como esta
carecen de definiciones exactas y
aunque muchos traten de darle un
significado puntual, simplemente
no se llega a nada.

¿Qué es el amor?

Creo nunca haber escuchado alguien
que me lo explique con tanta seguridad,
aún hablando con enamorados irónicamente
profesionales.

Y es que todos partimos una relación en base
a lo que creemos que es hermoso. Ella o él.
Pasado el tiempo la ternura nos abraza
y comienzan pequeñas señales de que algo bueno
crece dentro; te quiero.

Muchas veces demoramos en decirlo. Bien sea por
buscar ese momento perfecto para soltarlo o
tal vez porque hemos de estar atrapados bajo
las alas de quién nos frena un poco y aunque a veces
poco nos guste, en ocaciones así siempre nos da un buen final.
Algunos le conocemos como la verguenza.

Después de esto, ya todo es distinto, e incluso mejor.

¿Pero qué viene después?

Te quiero, te quiero, te quiero […] te amo.

Pausa.

Ya bastante quizás me lo he cuestionado y poco
me ha dado resultado tanta curiosidad sin final.

Te amo. Que fuerte y largo suena algo tan sútil.
Bastante afanado por lo demás.

Hoy te quiero. Mañana te amo.

Hay un límite que aún no entiendo.
Si hoy te quiero, hoy será un día increíble.
Si mañana te amo, ¿por qué ha de ser mejor?.
Extraño quizás. Seguro estoy de que no es por nada.

Pero bien puedo comentar el hecho de que las
sorpresas agradan a todos. Sobre todo las
que se inventan para alegrar la vida.

Del amor no sé nada, aún me trabo en ese límite,
pero como un buen apasionado de las sorpresas
he de pensar que sí hay una gran magia en eso
del amor, y que si aún nadie lo puede definir
no quito la opción de que a lo mejor
realmente es algo que no se explica…

Simplemente se siente.

Las Palabras

abril 20, 2009

¿Para qué usamos las palabras?

Para comunicarnos. Para traspasar ideas. Para hacer que otros puedan
entender lo que queramos que entiendan y no lo que debiesen entender.
Para nombrar sentimientos. Para nombrar emociones. Para hacer amistades.
Para persuadir. Para convencer.

Para manipular.

¿Para qué?

¿No suponemos que las palabras se las lleva el viento?

Si haces una promesa, la puedes romper.
Si emites un juramento, lo puedes quebrantar.

Da igual.

¿Qué hace un ciego, si alguien nota su presencia en pleno
acto de un algo indefinido y luego esconde lo que hace, hablando
de otra cosa que no tiene referencia a lo que realmente está haciendo?.

Probablemente contaría lo que escuchó sin saber lo que hacía realmente la
otra persona, pudiendo equivocarse rotundamente y crear entonces un
falso testimonio.

¿Se transformaría en un mentiroso?

Algunos dirían entonces, que quizás sería mejor que fuese sordo y no ciego,
y bajo la misma circunstancia luego de observar, pudiese escribir y describir
lo que vió sin riesgo a «mentir». Aunque de una u otra forma, estaría invadido
por su propia subjetividad. Sigue existiendo espacio para la poca creencia de
lo leído.

Ciegos y sordos, serían juzgados.

Quiénes contamos con todos nuestros sentidos también.

Las palabras nos harían pasar inconcientemente, indirectamente o como queramos
decirle, a travéz de la subjetividad, o friamente, de la mentira.

¿Nos auto-manipulamos?

No creo. Pero sí, nos engañamos bastante.

Es al final, un juego. Un juego que no te lo puedes «dar vuelta».

Empieza pero no termina. Y es que las palabras nos mantienen en un ir y venir de
cosas que poco comprendemos, a las que no estamos acostumbrados.

Las palabras nos hacen chocar contra nosotros mismos. Nos regalan convicción,
nos aleonan de cuando en vez, incluso nos dan la solución y el camino ideal para
encontrar aquello que consideramos sublime en nuestro ser.

Aún así, nos inculca falasias, mentiras, laberintos entre párrafos y párrafos que
inventamos, predicamos, explicamos y finalmente, ¿…?.

No nos damos cuenta, e inventamos una historia tan creíble y convincente que podemos
hacer que otras personas caigan en errores que nosotros mismos cometimos y que sentimos
que alguien más los debe cometer para estar tranquilos. Egoísmo.

O al revéz.

Convencemos de que podemos, de que se puede salir adelante, de que las cosas son mucho
mejor de lo que parecen y que aún estamos a tiempo de reivindicarnos con una pasión tal,
que hay temple suficiente como para derrumbar esa muralla que nos tiene estancados.

Qué distinto.

¿Un gesto vale más que mil palabras?. Puede ser.

Pero para qué denigrar tanto las palabras si al final gracias a ellas estamos donde estamos.

Para muchos es evolución. En un principio el ser humano se comunicó con gestos, y lo que vino
después fueron las palabras y escritos. Progreso, cultura, subjetivo u objetivo. Nos mantiene.

Que más da. Son bellas cuando se transforman en poemas y son sublimes cuando están en lo eclesiástico.
Son románticas cuando están en una declaración y son apasionadas cuando gritan en una hinchada de fútbol.

Incluso, nos pueden hacer dudar y hacer pensar que estamos perdiendo el tiempo.

Como aquí. Como ahora.

Bendiciones

Conciencia

abril 16, 2009

De pronto, caminamos en un mundo que nos parece inmenso, difícil
de conocer en su totalidad, por no decir imposible.

Miramos la historia de la vida del animal y del ser humano, y nos
transformamos en duros criticos sobre lo que ha sucedido hace más
de 14.000 años sin haber estado ahí. Sólo intentamos confiar en
lo que alguien escribió. Verdad o montaje, pero alguien fue.

No entendemos nada.

Salimos a la calle y somos invadidos por el ruido de la tecnología
y el grito de la inconformidad del hombre. Esuchamos con un carácter
de indiferencia, la nostalgia y la impotencia de los animales.

Nada.

Nos arrinconó el pudor de la moda y el llanto de la naturaleza
globalizada. Nada que nos inquiete. Nada que nos afecte directamente.
Eso decimos. Así mentimos.

Buscamos refugio en donde consideramos que debe haber, y si no lo hay,
lo forzamos. Invadimos. La brusca vida nos agobió en algún momento y
hay que devolverle el daño. La globalizamos. La explotamos. La hicimos
una raza esclava. La más abusada.

Creamos la inconsecuencia.

Inventamos el amor y lo hicimos propio. Sólo nosotros vivimos de él,
por él o para él. Nadie más puede vivirlo. Ni animales ni la naturaleza.
Lo hicimos intocable. Eso creemos.

Nada en lo absoluto.

Hicimos música. Vibramos los sentimientos en nuestros oídos. Somos
instrumentales de la historia. El ambiente es un buen ingrediente para
aliñar un buen sonido.

Somos tribus. Muchas. A veces no las entendemos. No nos entendemos.

¿A qué vinimos?, ¿A invadir?. No. Sí. A ser invadidos. Quizás.

A enamorarnos de alguien que no se enamora. De algo que no se fija
en nuestra existencia. El hombre de la naturaleza. La naturaleza de
la vida. El hombre de los animales. Celos. Ceños fruncidos, malas
palabras. Guerra. Mierda.

Prolifera lo negativo. Crece lo positivo. Alternamos.

La religión nos engaña, el sexo nos contiene, el amor nos ciega.

Nada nos protege. Somos un ciclo. Somos algo. ¿Seremos algo?

Preguntamos, respondemos con preguntas y seguimos preguntando.
Sólo miedo. ¿Una respuesta?, imposible. ¿La inventó el ser humano?
Lo más posible. Extremadamente lógico. Tan lógico, que suena incierto.

Expectativas; el buen vivir. Realidades; Vivimos mal.

Jurarás. Prometerás. Vuestra ternura siempre será regalada, con amor.

Bendiciones

No te pierdas

marzo 13, 2009

Pensaste haber encontrado lo perfecto, eso que siempre
trataste de tener o al menos de sentir.

Cuando lo encontraste, coincidiste contigo mismo en que
duraría lo suficiente como para encontrarle respuesta
a lo que siempre negaste y que, luego de este encuentro,
dejarías de negar.

A medida que lo disfrutabas, te dabas cuenta de que
más suerte no podrías haber tenido, pues esa perfección
encontrada se hacía cada vez más nítida, y «romanticamente»
(o más bien siútico), sin aquello los días se pasaban lentos,
los colores dejaron de sonreir y ya nada tenía sabor.

De ahí en más, el sólo estar con ese opuesto de lo imperfecto
hacía que todo tuviese sentido. Más bonitez y felicidad.
Comenzaste a olvidar otras formas de disfrutar los días
y sin darte cuenta, de tiempo en tiempo, las cosas se
te comenzaron a transformar en una suave rutina.

Comenzaste a dedicar tiempo a esa perfección, quitándole de él
a cosas que hacían de tu vida una no-rutina.

Dejaste de lado aquello que te hacía exéntrico,
que te hacía un conocedor. Te alejaste de lo que te
daba más personalidad, de eso que te hacía alguien polifuncional
y lograba hacer que vieras la vida como un abánico de posibilidades.

En fin, tu vida comenzó a dar un vuelco que no notabas, y no porque
casualmente no te fijabas, sino que simplemente porque no querías y
porque te cegabas a la realidad de que otros dijeran lo contrario con
una severa certeza que de una u otra forma se te tornaba agobiante.

En el día a día empezaste a irradiar energías diferentes.
Con los de siempre ya no eras el de siempre y los panoramas
de toda una vida dejaron de ser importantes en tu vida.
Ese paso al costado comenzó a subir de precio y ya ni te
importaba saber como pagarlo. Eso que te dejó de importar
se transformo en una paga de muchas cuotas y con altos intereses.

De pronto y radicalmente todo se vino abajo.

Esa perfección sobre la que tanto predicaste se quedó en la teoría
y la práctica dejó de ser lo que era. Tus ánimos se derrumbaban de a
poco y te encontrabas practicamente sólo, sin sustento para tu
tristeza.

Todo lo feliz se transformó en recuerdos, toda esa bonitez de la
que hablabas se la llevó el tiempo. La perfección que pensabas
tener entre tus manos se hizo imperfecta y desapareció.

Ahora, otra sería la pista. Te empezaste a dar cuenta de que a tí
volvió todo lo que habías dejado en el camino o «stand by».
Dejaste de circular en un vicio rutinario y los días se te hacían
diferentes unos de otros. Ahora hay más alegrías, hay más
espontaneidad, hay más de lo que había dejado de haber.

Tus alrededores comenzaron a retribuir tu manera de empezar
a ver todo como siempre lo habías hecho. Hay más de todo.

Y simplemente por haber dejado de lado esa perfección de la
que tanto hablaste, por darte cuenta de que a veces muchas
imperfecciones juntas pueden ser más que un solo algo
perfecto y eso, es irremplazable. Hay quienes están a tu lado
que no te cambiarían por nada del mundo y que a pesar de todo,
siempre van a estar ahí pase lo que pase. No te pierdas.

Moja la camiseta hasta el final y nunca cambies tú pasión.

Bendiciones

¿Watt’s Cola?

octubre 2, 2008

Motivo: Trabajo Fotografía, edición de una botella – 2do Semestre – Diseño Gráfico

A medio camino, pero hay intención.

(traten de no mirar el reflejo de la botella)

Que loco…

Bendiciones!

Una Tendencia…

septiembre 28, 2008

Y a eso tendemos…

A intentar pensar en diferenciar. Intentamos creer en que todo lo bueno nos rodea
cuando realmente estamos a un paso de cerrar los ojos y de soñar con lo que quizás
soñaría un ciego que recién llega al mundo.

Comenzamos, seguimos, terminamos. Creemos que es así el concepto de la vida.
Creemos que la rutina es el prototipo de vida y sólo damos vueltas en nuestras
cabezas lo típico de lo cotidiano, sin darnos cuenta de que caminamos a diario
en un balón de trapecistas, donde movemos los pies sin parar, pero no avanzamos.

Intentamos buscarle un refugio a esa amarga rutina. Intentamos hacer creer y de
convencer a las masas de que el amor es la razón del aventurado rompedor de rutinas,
cuando simplemente es la excusa perfecta que tenemos todos para decir que estamos
conformes, logrando superar toda disconformidad.

Que el amor nos va a llevar a un escalón más en la escalera del bien estar, es
hacer creer al otro que su mediocre grano de arena que quiere aportar al mundo,
no está siendo aprovechado, ni mucho menos necesitado.

Nos cegamos a vivir conforme a un sentimiento que supuestamente no se rige por la razón
ni los entendimientos de las personas, sino que nos lleva casualmente a algo más sublime.

A fin de cuentas, nos llega de casualidad la indiferencia. Y nos encontramos frente a
ese que nadie le habla, pues le creen indiferente e irracional. Y cuando nos vemos
desenfrenados frente a esa indiferencia auto reflejada, surge la única apelación que
nos queda y es alardear otra vez, sobre lo perfecto que nos hace la vida el estar
enamorados y que ojala algún día los demás también lo puedan estar.

Cuan alabado es eso de la historia del amor, pero cuan cegado se termina luego de
creer sentir que se está enamorado.

Y no es más que una tendencia. Cierta tendencia en la que a veces sólo sirve omitir…

Bendiciones

Acá está la alfombra diseñada y ejecutada por mi amiga y yo en este concurso que se llevó a cabo en Chile por quinto año consecutivo. Fuimos seleccionados entre los 20 mejores diseños para ejecutar y luego exponer durante 3 días en el Centro Cultural de la Moneda.

Los materiales fueron aserrín tipo viruta de 2 grosores distintos y anilina para hacer los colores correspondientes.

Motivo: Exámen de Tutoría – 1er año – Diseño Gráfico
Tema: Lanzamiento de una empresa independiente. (Una agencia en este caso)
Contenidos: Brochure, BTL (desplegable), Merchandising.

Una de aquellas

julio 10, 2008

…entonces iva caminando tranquilo y despistado, y en una suerte de casa pequeña levanté y estreché mi mano para consultar a un hombre muy recorrido. Cuando lo miré a la cara, le pregunté hacia donde iva y me respondió que me llevaría a donde yo lo necesitara. Como una buena respuesta me dió, yo estupefacto con la cabeza asentí y prontamente lo seguí.

Nunca voy a olvidar las historias que me contó.

Como olvidar aquella en que me contaba la historia de un hombre pequeño, de piel morena y maltratada, de un caminar extraño e irregular que día a día en sus viajes relataba a personas mudas y sin interés la historia de su familia, la historia de sus carmas, la historia de una vida que no ha sido fácil. Entre sus historias, contó una vez que su esposa lo había dejado por ser alcohólico y drogadicto, que tenía
5 hijos en donde 2 de ellos tenían menos de 5 años de edad y los otros 3 aún no lograban concretar una vida académica escolar, pues ellos no tenían como estudiar debido a la falta de dinero para pagar estudios. Y así, con aquella cara de inocente pecador (odio esa definición) y con una voz como si no hubiese comido ni bebido agua hace más de una semana, comenzó a pedir plata a la galería que hacía de oyente, o mejor dicho, de falso oyente. Y claro, se fue sin pan ni pedazo, será para una próxima galería quizás llena de menos falsos oyentes.

Otra de sus historias, era la de un guitarrista espectacular. Recuerdo que cuando se acordó de aquella y la comenzó a contar, su cara se transformó. Sus facciones pasaron de las de un hombre aburrido y con cierta pena, a la de un compañero que está de cumpleaños, después de haber dado vuelta un partido de fútbol a los 89′ y luego de saber que la mujer que ama a escondidas dijo en público que anhelaba estar con él. Me contó que nunca había escuchado a alguien como él, pues me recalcó que no había estado jamás tan aburrido y tan a la espera de algún buen evento que alegrara sus oídos. Nada mejor que una buena voz humilde y una guitarra de aquellas que se afinan con el viento. Initi-illimani, Leon Gieco, Los Jaivas Joaquín Sabina, Ismael Serrano…tantos grandes grupos folclóricos y trovadores en boca de un sólo artista que día a día y a diferencia de aquel triste caminante, lograba cerrar periódicos y abrir oídos al sonido del rose de sus dedos y las cuerdas de su amada. Muchas veces más se refirió a él como una virtud caminante. Suena increíble.

Después me contó una historia algo cómica. Me contó que entre sus caminatas diarias (que se le han hecho muy tediosas por cierto), se le acercó un hombre de esos que no te sueltan! Lo intentó obligar a comprar un lápiz!. No se lo creía. Me dijo que este hombre se le acercó y le comenzó a hablar sin puntos ni comas, si parecía que se hubiese memorizado el nombre de un artista ruso que no debía olvidar durante los próximos 10 minutos. Hablaba y hablaba sobre ese lápiz que incluso le parecía bastante feo y poco funcional. Aún así se lo quería vender. Le decía que era espectacular, que funcionaba en madera, plástico, papel, goma, etc. Como lo veía poco convencido le empezó a ofrecer más y le dijo que si se lo compraba le daría uno rojo, otro verde y uno amarillo. Pero nada, no lo quería, ¡él no quería ese lápiz si no le servía para nada!

Pero este hombre – me contaba impresionado – insistía como si fuese lo último en lápices. Después incluso le ofreció un estuche, una goma para obtener mejor agarre del lápiz e incluso un juego de goma más un sacapuntas y una regla. Todo eso, ¡¡por el mismo precio!!. Finalmente accedió. Aún sabiendo que era malo, poco funcional y que poco duraría, se lo compró. «Al menos hay que valorar el esfuerzo que se hace», me comentó.

Y como no olvidar aquel que le bendijo el camino al hogar. Me dijo que era uno muy parecido al de la primera historia, pero más joven, con un tono a improvisación tremendo y que ni intentaba creerle, pero le costaba no hacerlo. Y contó que era un hombre de extraña actuación, pues vino, le comentó sus problemas y luego le dijo que tuviese un agradable retorno a su hogar, que le disculpara el tiempo que le quitó en comentarle parte de su vida y que dios lo bendiga. Bueh.

Así me siguió contando historias, una tras otra. Le intentaron asaltar con armas blancas y demases, pero tuvo suerte de ser más rápido y escapar. Le pidieron que contara historias a más de algún despistado como yo. A algunos les cobraba y a otros les contaba sin compromiso alguno. Recuerdo que a medida que caminábamos mucha gente se sumó a escuchar sus historias, sin dejar de lado a aquellos que pasaban desapercibidos por ahí.

En fin, luego de tantas historias ya era hora de seguir mi camino pero esta vez a solas.
Así que le chiflé, le agradecí el haberme aguantado tanto rato a su lado mientras seguía su caminar y me fui.

Que buena micro…

Bendiciones